Si bien las empresas pueden progresar con esfuerzos individuales, el camino hacia la inclusión y la igualdad de género a gran escala no puede lograrse de forma aislada. Es necesaria una colaboración público-privada para brindar soluciones eficaces a las agricultoras. Los gobiernos deben asumir el papel de facilitadores abordando problemas sistémicos como la limitada alfabetización digital, los prejuicios de género prevalecientes y las restricciones a la propiedad de la tierra. Simultáneamente, las empresas de tecnología agrícola deben centrarse en el desarrollo de soluciones innovadoras que aborden las necesidades específicas de las mujeres y explorar la colaboración a nivel precompetitivo para construir la infraestructura necesaria para servir mejor a las agricultoras.